jueves, abril 06, 2006

La Facultad

Camino por mi facultad y me encuentro con múltiples objetos que llaman mi atención.

La portería donde siempre se encuentra el guardia, como esperando que algún buen alumno de la facultad lo salude. Luego vemos el estacionamiento que se llena por la mañanas, tanto de autos como bicicletas, para luego al atardecer dejar vacío, de manera ingrata aquel espacio que en el dia los albergo. Algo que llama poderosamente mi atención: la gran cantidad de árboles y lugares con verdor dentro de mi facultad en las cuales muchas personas se sientan: algunas leen, otras rien, pero sobretodo muchos escriben.

Aun no ingreso totalmente a la facultad y ya tengo múltiples observaciones sobre ella. Veo como la gente ingresa, la mayoría, y algunos pocos que se van. Siento el ruido constante de los trabajadores y las micros que pasan por fuera de la facultad. Sigo caminando y veo a la gente en los pasillos hablar de los asuntos del día, saludarse y mirar el diario mural como esperando que en él estuviese la respuesta al problema que tanto los desespera.

Al estar bajo el techo comienza a hacer más frío y toda la calidez que se sentía cerca del sector con mucho verdor se ve radicalmente disminuida con las frías paredes de esta facultad. Observo las escaleras, que por lo demás siempre me confunden, y trato de comprender su especial forma. En algunos escalones veo las colillas de cigarros dejadas por algunos alumnos que corren al ver que estan retrasados y tambien observo con diversion el gran aburrimiento con que esta el señor que vende algunos libros.

Multiples afiches pegados en todas las paredes decoran las monotonas paredes del primer piso de la facultad. Miro hacia abajo y observo el auditorio , desde aca veo que nadie entra. Miro el microondas solo, preocupado por la hora de almuerzo en que su soledad se ve opacada por los hambrientos estudiantes.

Las paredes de abajo son mucho mas coloridas con diferentes motivos representados en ellas. Algunos de mis compañeros se encuentran sentados escribiendo fuera del auditorio como pensando en que más agregar a su descripción. El hombre de las fotocopias habla y habla con el auxiliar, pero no se entiende mucho por el sonido interminable de la gente trabajando.

Algunas personas me miran con caras de preguntarse que esta haciendo este cristiano. Bajo la escalera de espiral y llego a la sala y no encuentro a nadie, solo algunos bolsos tirados en el suelo y siento como el aire es más frío sin haber nadie en su interior.

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