domingo, agosto 12, 2007

En una noche...

Solo bastan algunas horas para que sentir una gran cantidad de emociones que te pueden llegar a descolocar de manera increíble... En tan solo una noche, sentí muchas cosas, demasiadas diría yo, con esto no estoy diciendo que me agrado, pero creo que fue mucho para alguien como yo.

Por un momento fui el tipo más feliz de la tierra, solo necesitaba estar contigo y tan solo eso me bastaba, también me sentí algo de más, como que no encajaba, como que podía entender lo que me rodeaba, me sentí parte de ti, sentí celos, sentí rabia, sentí complicidad contigo, sentí que estabas llenando mis vacíos, también sentí miedo, demasiado miedo.

Ya casi al final de la noche cuando la música ya no sonaba y ya no había nada más que hacer en aquel lugar, nos retiramos, pero cada uno vivió su mundo, cada uno estuvo con sus amigos, el uno al otro nos ignorabamos, pero cuando sentías que el otro se alejaba demasiado ibamos en busca de el, casi como el juego de globo con helio, que lo sueltas para ver hasta donde puede volar, pero sientes miedo al ver que se aleja de ti y lo puedes perder.

Llegamos a un lugar, me senté, te pedí que estuvieras a mi lado, por un momento lo dudaste y luego accediste, hablaron de peliculas, de muchas peliculas, yo realmente estaba en otro mundo, estaba fascinado tocando tu pelo y sintiendo la posibilidad de poderte amar, el sol salió, aunque realmente las caprichosas nubes no dejaron que se hiciera notar como tal, decidimos que ya era hora de irnos, no hubo un beso de despedida antes de salir al mundo real, fue triste, fue incomodo, fue perturbador.

En la calle tu y tu amigo conversaban de su vida, mientras que yo y el mio, destruiamos la nuestra. Gustavo se durmió y Tian se bajó, quedamos solos tu y yo, respuestas ironicas iban y venian, era como una competencia de quien destruye a quien más rápido, debo reconocer que me ganaste, tu indiferencia fue dolorosa.

Echemosle la culpa al domingo. Maldito seas domingo que me hiciste sufrir como nunca. No hubo mucho que decirnos luego, solo el silencio reino entre nosotros. Tu analizabas de ocurrido aquella noche y yo pensaba que habia sido un juguete de alguien más.

Bellavista la Florida. Esta vez las puertas no se abrieron por el lado izquierdo del tren Despertaste a Gustavo violentamente, me baje del tren y no pude evitar darte un beso, aunque sea en la mejilla para despedirme de tí y agradecerte esa mágica noche.




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