viernes, noviembre 19, 2004

Mi Familia

No puedo decir que fui desafortunado con mi familia, sería un ingrato y mentiroso, tampoco puedo decir que soy el hombre más feliz de la Tierra, sería un cínico y significaría que no he entendido todo mi pasado.

Mis abuelos siempre fueron muy diferentes, los cuatros, es más a veces creo que entre ellos jamás hubo el amor como el que debe existir en una pareja, Norma y Andrés, siempre tenían muchos problemas, Andrés era alcohólico, murió por eso, y Norma siempre intentó llevar a su familia adelante fuera como fuera, trabajando en cualquier cosa que se le ofreciera, es una mujer esforzada y muy sufrida, pero también muy machista y enchapada a la antigua, cosa que afecto mucho en la crianza de sus seis hijos. Andrés, cuando no bebía, salía hacer uno que otro trabajo, pero le fascinaba salir a “cachurear”, a veces, me contaron, llegaba con cosas increíbles, pero aún así, la huella de su alcoholismo siempre quedó en sus hijos.

Benedicta y José, pasaban por algo parecido, Benedicta siendo del campo, conoció a José en Santiago, él había salido hace poco de un hogar de niños, el Padre de José también era alcohólico y su madre lo abandonó a él y a sus hermanos cuando pequeños. Juan, su hermano lleva un vida normal, de Beatriz, nada se sabe. Llegaron a Santiago y obtuvieron un terreno y allí José junto a Benedicta, empezaron a construir su hogar. José, era un buen esposo, claro, cuando no bebía, después de todo se preocupaba de Benedicta y trataba de verla feliz, era un hombre muy exigente y con muchos sueños frustrados, los cuales comenzó a proyectar en sus hijos. Benedicta no tuvo jamás mucha educación, con mucha suerte sabía leer, pero tenía algo que cualquier otra persona quisiera, un sentido común excepcional, una fuerza incomparable y un amor por los suyos insuperable, muy severa en sus castigos, pero a la vez mejor madre que cualquier otra.

Los hijos de Norma y Andrés fueron seis: Ana María, Cecilia, Susana, Rodrigo, Andrés y Cristián. Fueron criados bajo el alero de un padre alcohólico y una madre machista. Siempre he dicho, que los hombres de esa familia, jamás han sido mucho, todos son unos inmaduros y jamás supieron lo que era la vida, siempre escondidos bajo las faldas de Norma. Es increíble la diferencia que tienen los hijos con las hijas de Norma y Andrés, es casi imposible pensar que fueron criados con la misma madre.

Bueno de Ana María, no les puedo decir mucho. Murió de Leucemia a los 6 años, jamás la he visto, ni siquiera en fotografías, siempre me he imaginado con hubiese sido ella, pero siempre ha sido un tema tabú de nuestra familia y jamás lo he querido recordar.

Cecilia, la más niña de todos, pero a la vez la que más rápido escapó de Norma, mi relación con ella siempre fue buena, ella era en extremo cariñosa y siempre la quise mucho, claro que desde que se fue de la casa de Norma, la veo muy poco, pero a veces siento que con lo que veo esta bien, a veces puede llegar a ser hostigante. La más sensible de todos los hijos de Norma, la con peor suerte también, jamás pudo tener un hijo y sueño se vieron destruidos por su esposo, ya que él jamás la aceptó la idea de adoptar, ahora la puedo ver sola en su casa, sentada viendo televisión y ver como cada día se mecaniza más.

Susana, la más madura, intransigente, pero a la vez la que más amo de mis tías paternas. Por motivos que desconozco Norma la envió al Norte, ella no me vio nacer, supo a través de Norma todo lo respecto a mi nacimiento. Cuando llegó a Santiago y la conocí, no terminé jamás de odiarla, era todo lo que un niño mimado odiaba en una persona. Cuando pequeño jamás tuve buena relación con ella, pero al ir creciendo me di cuenta de que me comprendía y podía entenderme mucho mejor que todos los demás que siempre me consentían. Hace mucho tiempo que no la veo, debe estar sufriendo aún en la casa de Norma, jamás ha podido obtener su propia casa, siempre que intenta hacerlo algo se le opone. Vive y quizás siempre vivirá encerrada en el espacio que le dio Norma de su casa para vivir con su familia, a veces me siento mal al ver que la libertad que debería tener a sus casi 45 años de vida, se ve impedida por Norma, que no la deja vivir en paz.

Rodrigo, el jefe de la pandilla de barrio, el chico popular, de esos que dejan el colegio para trabajar en algo y ganar dinero. Rara vez lo veo y cuando lo encuentro en la calle prefiero no saludarle, siempre abusó de Norma, jamás pudo hacer algo por si solo, claro solo una cosa conseguir dinero para sus drogas tanto para él como para su esposa. Realmente la mujer con quien se casó, es aún peor, ladrona, mal agradecida, mentirosa y una bestia: “Jamás había visto golpear alguien así a sus hijos”, pero todo esto se vio gatillado por Rodrigo: “Jamás mis hijos habían visto como yo me limpiaba la sangre de mi cara”. No vale la pena seguir destancándolos es esa parte de mi familia que prefiero guardar silencio cuando me preguntan por ellos y sí, aún les guardo algo de cariño.

Cristián, el menor, el consentido de Norma, al quien no se le podía tocar un pelo, sino Norma atacaba el doble de fuerte, siempre vivió y vivirá bajo las faldas de su madre. Jamás ha podido hacer algo por si solo, siempre Norma debía guiarle y darle pie en todo, era increíble a sus 23 años dormía con la luz encendida y jamás había hecho el intento de trabajar, siempre mantenido por sus pololas o peor aún siempre abusado por ellas, aunque realmente no sé que es peor. Jamás logró nada y jamás lo intentó. Debe estar rogando de que Norma no muera jamás, para saber que hacer con el resto de su vida, claro o hasta que por lo menos encuentre a una pobre mujer que pase a ser su nueva madre.

Andrés, quizás el más emprendedor, fue el primero en mandarse el “condoro” y traer a otro integrante a esta familia. Inmaduro hasta el cansancio, jamás se propuso madurar, realmente es un niño, ni siquiera el hecho de haber tenido un hijo le hizo poner los pies sobre la Tierra. Se podría decir que es punto medio de sus dos hermanos, muy en el medio. Nunca piensa lo que dice y a veces llega a dañar a la gente. Siempre demuestra sus preferencia de manera muy clara, casi exageradamente. Siempre tratando de satisfacer su ego, muy pocas veces me dio un consejo o fue capaz de decirme te quiero, quizás por eso jamás no lo amé demasiado, más aún cuando me confesó que solo fui “el condón roto”. Debe estar en una pieza de no más de dos metro por uno, tirado en una cama, pensando en que hacer mañana y como terminar el día más rápido, pero jamás en como arreglar el dolor que dejó en sus hijos.

Todos han seguido un camino muy diferente y sus vidas se contrastan en demasía, pero de una u otra manera todos han llegado a lo mismo a la mecanización de su ser, me duele por ellas, por tener una expectativa de futuro mejor, por ellos me da igual, solo espero que no caigan más hondo, después de todo igual siento cariño por ellos.

Benedicta y José, tuvieron 4 hijos : José, Verónica, Claudio y Marcela. Criados por un padre alcohólico, depresivo, pero buen padre después de todo y una madre mecanizada e intransigente, pero preocupada en exceso de su futuro. No son muy diferentes entre sí, a excepción de Claudio, que denota una vida mucho más alejada de su familia y mucho, pero mucho más relajada.

José, el hijo mayor, el problema cuando era pequeño, jamás le gusto el colegio es más lo detestaba, Benedicta después de haberlo golpeado tanto y también de haberle dado muchos castigos, no fueron suficientes para que José entendiera o por lo menos fuera a la escuela por miedo. Con mucha dificultad obtuvo una carrera técnica al final de Cuarto o Quinto medio, no lo recuerdo. La vida para él no ha sido la más fácil, torturado por su señora, jamás supo entender, y yo aun creo que no, que ella no lo amaba y solo lo tenía para poder surgir, sufrió mucho cuando ella lo dejó, a veces me duele verlo tan solo, pero José no entiende que ella jamás volverá y teme demasiado a buscar a otra que le haga lo mismo. Entre la rutina, creó que se ha mejorado un poco de ese mal, pero ahora lo veo como un hombre triste y frustrado de la vida.

Marcela, la más pequeña, rebelde, explosiva y auténtica de esta familia. Siempre hizo lo que quiso y es la que más ha disfrutado la vida. Partió a muy temprana edad de su casa, por no poder soportar la autoridad de su madre ni el cinismo de su padre. La más extravertida, sincera, inteligente, creativa, niña, adulta, simple, complicada y completa de todos ellos. Cometió muchos errores en su vida, pero de ellos aprendió a ser cada día mejor, ahora ya a sus 30 años y sus hijos, poco queda de ella, a veces me da risa el solo hecho de pensar de que ella se escapó a muy temprana edad para no ser como sus padres y resulto que fue la primera en volverse como ellos, poco queda de la Marcela joven, muy poco, a veces la hecho de menos, pero entre más poco queda, más geniales se vuelven los momentos en cuales sale a flote la antigua Marcela, dejando de lado a la del presente. Quizás la única que nunca caerá en la rutina, porque a pesar de que este “madurando” siempre queda algo de ella y yo diría lo que le da más energía para que la Marcela de antes reaparezca: su simplicidad sobretodo.

Claudio, el más diferente a todos, se podría decir el más egoísta y más independiente de la familia. Encerrado en su mundo y preocupado solo de sus problemas, cosa que a veces pienso que le ha jugado bien, al ser el que mantiene la mejor estabilidad psicológica y anímica de todos los hermanos. La persona más divertida, pero a la vez cargante que conozco. Siempre ha sido el más alejado del núcleo familiar, pero irónicamente es el que esta más cerca. Siempre está en donde se le necesita, pero es como si no lo estuviese, solo esta para dos personas: su hija y su esposa. Debe estar disfrutando de la vida con su familia ahora, en algún parque, restaurante o en algún lugar donde desea estar su hija, sin preocuparse más de cómo entretenerse al día siguiente.

Verónica, la que creció más rápido, la cómplice de Andrés, la más madura de todos, pero a la fuerza, solo por el hecho de haber tenido un hijo a temprana edad. La más fuerte, pero a la vez la más débil, la más protectora, pero la que más necesita protección, la menos estable, pero a la vez la que ha conseguido mayor estabilidad a través del tiempo. Verónica siempre fue muy esforzada entregada por los demás y siempre dejándose en último lugar, grave error para ella, ya que al postergarse tanto se olvidó de ella misma. Acostumbrada a la soledad, llega a ser algo casi enfermizo, atrapada por la rutina y sin intención de escaparse de ella. Me duele que se sienta “feliz” con el tipo de vida que lleva, aún es una mujer joven y puede rearmar su vida , pero siente un miedo increíble a que se suceda lo mismo. Capaz de hacer lo que sea por los que ama, dejando de lado hasta sus más básicas necesidades. Sueña con ser feliz, más que ser feliz ella, sueña con la felicidad de sus hijos y de los que ama. La veo siempre sentada en un sillón haciendo como que ve la televisión o corriendo de un lado hacia otro para poder solventar los gastos del mes, jamás la veo tranquila, y las veces que se le puede observar así, está pensando en los problemas que la rodean a ella con respecto a su familia, ya lo he dicho muchas veces, se posterga demasiado, jamás piensa en ella. Me siento impotente al no poder hacer nada para verla feliz, lo he intentado todo, pero ella no quiere, a veces pienso que yo soy el egoísta y ella realmente es feliz, pero lo vuelvo a pensar y sé que eso es imposible. La única manera de seguir dándole mi apoyo es decirla cada día que la amo e intentar ayudarla o hacerla reír sea como sea. A pesar de todo lo malo que pueda envolverla, es el ser a quien más admiro y al que daría todo por ella. Ya lo he dicho me siento impotente al no verla más feliz.

Todos ellos siempre han sembrado vidas muy parecidas, han tenido muy malas relaciones de pareja y todos a excepción de Claudio, que mantiene ese amor a través de cosas materiales, están solos o han fracasado con respecto a su corazón, aun así sus vidas son muy diferentes, realmente muy diferentes.

Y por último los más pequeños, los que están trazando recién su vida, los que espero que no tengan tantos problemas con los demás y puedan llevar una vida más sana y feliz. Romina, Felipe, Maite, Valentina, Rodrigo, Christopher, Nelson, Tamara, Martín y Benjamín.

Romina, hija de Verónica y Andrés, mi hermana, la mayor de todos los niños, exceptuándome a mi. La más explosiva, cambiante y difícil de la familia, es la mezcla perfecta entre Marcela y Andrés. La que más sufrió con la separación de Verónica y Andrés, amaba demasiado a su padre y se dio cuenta muy pequeña de lo que realmente era él. Cambió demasiado desde que Andrés se fue de la casa, jamás ha vuelto a ser como antes. Pasa horas y horas en el computador, jamás habla mucho, cuando se aburre se encierra en su habitación y no sale más que para ir al a baño, comer o salir de casa, a veces siento que no la conozco, solo recuerdo a la Romina de antes de que Andrés se fuera de la casa.

Felipe, Maite y Valentina, hijos de Susana, criados bajo una madre muy estricta, pero a la vez que los ama demasiado, jamás han podido ser niños realmente, siempre han sido limitados de una u otra manera por Norma, Susana no puede hacer mucho ante eso ya que Norma siempre le recuerda de quien es la casa, ahora con mayor razón, ya que viven casi 11 personas en esa casa. Siempre he deseado verlos fuera de allí para que pudieran tener una mejor infancia, aunque Felipe ya la perdió toda y a Maite le falta poco, solo queda Valentina y espero que no le pase lo mismo.

Rodrigo, Christopher y Nelson, hijos de Rodrigo, los con peor suerte, es ver como cada día esos niños sufren, son golpeados y siguen el mismo camino de sus padres, aunque todos son hombres aun así me siento mal por ellos y ver como sufren y son maltratados. Rodrigo ya esta acostumbrado, pero Nelson y Christopher son aún unos bebés, si tal cual como se lee, unos bebés. Solo deseo que escapen luego de ellos y puedan formar una mejor vida, pero con la base que tiene, por culpa de sus padres, no lo creo.


Tamara, hija de Claudio, la niña consentida por todos. No puedo hablar mucho de ella, jamás se ha visto envuelta dentro de algún problema y realmente la conozco muy poco, solo sé que ahora debe tener 5 años. Y ya esta en el colegio. Siempre picara y juguetona, muy parecida a su padre, ella va a ser uno de esos familiares que conoces solo por nombre y no sabes nada de ellos a excepción de algo muy grave.

Martín y Benjamín, hijos de Marcela, los hermanastros. Tuvieron demasiada suerte al ser hijos de Marcela. Sobretodo Martín que le debe su vida mucho más que cualquier hijo a su madre. Martín es un regalo, es un niño muy especial, siempre ha tenido un ángel muy diferente a cualquiera de mis primos, siempre he creído que él va a ser el mejor de toda la familia. A sus 4 años ha estado ya casi 3 veces muy cerca de morir, pero siempre hay algo que le permite seguir en vida, quizás sea al amor de madre lo que le da las fuerzas, aun es un niño y tiene mucho que vivir. Benjamín es el más pequeño de todos, su nacimiento fue mucho más simple que el de su hermanastro, aún no tiene un mes de nacimiento y es muy poco de lo que puedo hablar de él. Solo sé que ellos dos van a tener la mejor infancia y vida que cualquiera de nosotros, es más siempre se los he deseado.

Bueno y a mí ya me conocen, así que para que referirme a mi. Amo a la familia que tengo, bueno a algunos más que otros, pero aún así guardo amor por cada uno de ellos y siempre he deseado volver a vernos unidos nuevamente, pero seamos realistas jamás volverá ha haber la armonía de tuvo esta familia en mi infancia.



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